Saint-Exupéry (doce)



DOCE


Fueron unos pocos metros muy difíciles de recorrer los que transité dentro del bowling hasta pararme delante de la chica de los piercings. Increíblemente pensé en muchas cosas. Bullían a borbotones dentro de mi cabeza los pensamientos. En su gran mayoría eran recuerdos, preguntas, todo mezclado. Eso hacía que mis manos transpiraran y caminara muy lentamente, como si de repente tuviera la chance de arrepentirme y salir corriendo de allí desistiendo de la idea de entablar, después de tanto tiempo, una charla con aquella chica. Pero lo hice. Caminé y me detuve frente a ella mirándola fijamente.

- Hola, ¿me recuerdas? –dije ya sin nervios.
- ¡Hola! –exclamó ella muy divertidamente- ¡claro!, ¡¿cómo no hacerlo?! Difícilmente se me olvidan los rostros, esa es una virtud de la que siempre me jacto ¿Cómo está usted?
- Bien, bien, gracias. Pues verás, te he visto en el bowling, te reconocí inmediatamente y quise saludarte.
- Me alegra que así sea –dijo ella. A mí también me cae bien encontrarme con gente que he conocido en la vida. Creo que es un cierto “extra” que nos da para hacerla más divertida.
- Puede ser –respondí sonriente.- Dime, ya no trabajas más en el hostel, ¿cierto?
- ¡Ahhh, no, no, no!, hace ya más de un año y pico que no trabajo ahí. Me fui al poco tiempo de habernos visto por última vez. Decidí que mi vida tenía que ser otra. Soy joven, me considero fuerte, tengo ganas de hacer miles de cosas, y entonces decidí que aquello se había tornado monótono y aburrido. Entonces renuncié y me eché a volar.
- ¡Bien!, me alegro entonces por ti. Te decía esto porque me enteré que el hostel será demolido. En realidad que ya no es más un hostel. Será otro edificio, algo para jubilados.
- ¡Uyyy!, ¡no lo sabía! Bueno, aunque mucho ya no tiene que ver conmigo. Solo es parte de mi pasado.
- Sí, ahora lo sé.
- Pero por lo visto para usted es parte muy importante de su pasado –repuso ella.
- Puede ser. Digamos que sí. Es importante.
- Déjeme adivinar. Tal vez lo es ¿por la chica del tatuaje del Principito?
- Sí, en parte sí. Aunque nunca más volví a ver a aquella chica. Ya hace casi dos años de aquel encuentro y jamás volví a saber nada de ella.
- ¡Cómo pasa el tiempo! –dijo con una exclamación seguida de una linda sonrisa.
- Sí, el tiempo suele ser muchas veces demoledor.

Al mismo tiempo nos hicimos señas de sentarnos y continuar la charla. Sus amigas siguieron jugando a los bolos, y aunque la llamaron cuando fue su turno, ella dijo que pasaba, que ya no le apetecía seguir jugando. Pedimos un par de cervezas. Cerveza negra para mí, rubia para ella.

- ¿Se ha dado cuenta de algo? –dijo la chica de los piercings.
- No ¿Qué será?
- Que nunca me dijo su nombre ni yo el mío. Hemos tenido un par de encuentros en nuestras vidas, puntos en donde nos cruzamos e intercambiamos energía y sensaciones, y jamás se nos ocurrió preguntar el nombre del otro o al menos mencionar nuestros nombres aunque sea accidentalmente. Me da curiosidad de cómo se refiere a mí, me refiero en sus recuerdos o pensamientos.
- Pues tienes razón –dije mientras jugaba con el vaso de cerveza y observaba cómo bajaba la espuma- Nunca te he dicho mi nombre, ni tampoco sé el tuyo. Y a lo que respecta de cómo te señalo en mis recuerdos es algo alusivo a tus adornos, me refiero a tus piercings, te llamo: la chica de los piercings.
- La-chica-de-los-piercings –dijo ella dándole connotación grupal a la frase- ¿así siempre me llama?
- Sí
- Me gusta. Creo que me gusta más que mi propio nombre.

Entonces echó a reír. Tenía una risa suave y bastante pegadiza. Muy femenina, por cierto. Sin embargo tomé aquella risa como de buen augurio, como si haberle contado aquello le hubiera caído realmente en gracia. Tomó un sorbo de cerveza, y tras reposar el vaso en la mesa, aguzó su mirada y sin disminuir la sonrisa se quedó concentrada mirándome.

- Me pregunto qué estarás pensando en este instante –dije. Seguramente será algo referido a tú apodo, ¿“la-chica-de-los-piercings”?
- No. Eso me ha dado gracia pero no pienso ahora en eso. De repente mis pensamientos se han enfocado en algo raro. Bah, no raro, digamos extraño para mí forma de ser y pensar. Pienso en porqué la vida hizo que hoy, justo hoy, nos volviésemos a encontrar en éste bowling, a esta hora, este preciso día. Sí, cosa del destino puede decirme. Pero más allá de yo creer en el destino creo poderosamente en el equilibrio cósmico. En que si esto sucedió hoy, aquí, ahora, tiene un balance con algo que pasó o pasará en el futuro. Es la forma que el universo tiene de equilibrar las cosas y la vida.

- Nunca había reparado en ello –dije- ¿Sueles buscar explicaciones para todas las cosas?
- A veces. Sí, digamos que sí.

Terminó de beber la cerveza y quedó con su mirada observándolo todo y nada a la vez. Contemplé su perfil por un instante y me parecía mentira que el tiempo pasara tan deprisa. Si me parecía que aquella chica en cualquier momento se levantaría, me daría un beso en la mejilla y me diría: “Nos vemos, se me ha hecho tarde, ya es hora de entrar a mi turno en el hostel” Pero no, nada de eso pasó.

Ella se puso un cigarrillo entre los labios, y con mano experta, encendió un fósforo. La primera bocanada de humo ascendió lentamente formando una especie de muralla entre ambos. Al disiparse y volver a contemplar su rostro logró sonreírme como si ahora fuera una conejo indefenso en medio de un enorme bosque.

- Dime, ¿qué haces ahora? –pregunté.

Tras titubear unos instantes dio otra pitada al cigarrillo y tras exhalar el humo me respondió.

- Hago lo mismo que hacía aquella chica que usted tanto recuerda y extraña. Lo dejé todo y me he unido a varios grupos ecologistas.

Suspiré.

- Y… ¿por qué has hecho eso?, ¿con qué te mantienes?, me refiero a si no tienes trabajo como puedes subsistir ¿Acaso vives con tus padres?
- No, vivo sola. Desde hace muchos años vivo sola. Mi padre tiene una empresa, una importante empresa, y me envía dinero desde hace muchos años a una cuenta bancaria. Jamás había echado mano a ese dinero, pero desde que decidí dedicarme a la ecología saco de la cuenta del Banco para mis gastos. El departamento donde vivo es de mi propiedad, ha sido un regalo de mi padre.
- Veo que tú padre te consiente mucho…

Entonces hizo un chasquido con su lengua, como si con ello hiciera notar que lo dicho por mí era erróneo.

- No, mi padre lo hace para acercarse a mí. Verá, él y yo tenemos una relación difícil. Desde niña he sabido de las infidelidades que ha tenido para con mi madre y eso es algo que él no se perdona. Busca mi perdón en el dinero, en regalarme cosas materiales que siempre le devuelvo. Solo el departamento me quedé, pues con ello lograría alejarme de él y ya no verle en la misma casa.

Después de hablar miró su reloj de pulsera.

- Es tarde, ya debo irme. Gracias por la cerveza.
- Me gustaría volver a verte, para charlar, si no es molestia –dije.
- No, claro, me encantaría.

Tomó una servilleta, sacó una birome de su cartera, y escribió un número de teléfono.

- Toma, aquí tienes. Cuando desees verme o hablar conmigo tan solo llama. Casi siempre estoy por las noches. Llama sin miedo, aunque sea tarde. Yo atenderé.

Acompañé a la-chica-de-los-piercings hasta la parada del colectivo. Tomó uno de las líneas que ascienden hacia los barrios clase media. Al subirse solo volteó una vez para mirarme y saludarme con aquella sonrisa de conejo asustado. Una vez que el colectivo se echó a andar me quedé solo en la parada viendo cómo se perdía en un punto lejano.

Volví caminando a mi casa. Había sido una noche verdaderamente extraña. Faltando poco para llegar caí en la cuenta de algo: no nos habíamos dicho nuestros nombres. Una vez más el destino hizo que nuestros nombres quedaran en el anonimato. Tal vez así sería mejor, aunque no podía saberlo.


(Continuará en un próximo capítulo...)


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(Imagen: http://25.media.tumblr.com/tumblr_lj3jocQv3o1qhlqhvo1_500.jpg )

2 comentarios:

SIL dijo...

Los nombres son una circunstancia menor.
El mundo blog lo demuestra.
Este texto también.


Beso, ERRANTE

SIL

SILVIA dijo...

Paso a saludarte y a dejarte unos besillos. ¡Que pases buen finde!