“El Errante” ha sido desde hace muchos años uno de
esos blogs que he llegado a querer en demasía. Tal vez el que más. En él he
plasmado muchos de mis escritos y borradores, he mantenido un feedback con los
lectores y he conocido a personas que me han seguido como lectores y amigos a
lo largo de los años de vida del blog.
Desde hace un tiempo siento que no estoy siendo
franco con él y he enfocado todas...
Manos

"Su suavidad venía
volando sobre el tiempo,
sobre el mar, sobre el humo,
sobre la primavera,
y cuando tú pusiste
tus manos en mi pecho,
reconocí estas alas de paloma dorada,
reconocí esa greda
y ese color de trigo."
Pablo Neruda
Entre esos seres invisibles que cualquiera cruza a diario en las calles siempre hay uno más invisible que otro. Con una invisibilidad tan invisible que ni él mismo...
Volar

“Yo voy a volar algún día.
Estaré sobre los continentes
Y sobre las personas atónitas.
Tú me has ganado poco a poco…”
Poema anónimo
Una vez volé. No fue en un sueño, tampoco en un pensamiento. Volé de verdad. Fue cumplir un gran anhelo, algo que desde muy pequeñín había deseado y jamás considerado posible, pero como todas las cosas, a veces, sin explicaciones razonables, los milagros...
Saint-Exupéry (treinta y nueve) (FIN)

TREINTA y NUEVE (FIN)
Mientras esperaba en el hotel intenté calmar mi ansiedad. Tuve la profunda sensación que estaba haciendo lo correcto. No debía de irme así. Ahora no estaba solo sino que existía alguien más en mi vida que me producía una completitud que jamás había imaginado. Saqué del bolsillo del pantalón una moneda y jugué con ellas entre mis dedos. La hacía descender una y otra vez entre...
Saint-Exupéry (treinta y ocho)

TREINTA y OCHO
Al llegar al hotel Marina se encontraba sentada en el esquinero de la cama. La habitación se encontraba silenciosa, las cortinas corridas, y un leve olor a jazmín se deslizaba en el aire, tal vez procedente de alguna planta cercana o bien de algún puesto de flores de la calle. Los últimos rayos de un sol débil y cansino se colaban por la ventana tiñéndolo todo de un color anaranjado...
Saint-Exupéry (treinta y siete)

TREINTA y SIETE
—Tardan demasiado… —dijo la mujer gorda al anciano.
—Es que a veces hay cosas que el destino depara a los seres humanos que son imposibles de acotar en tiempos. Si es lo que yo pienso —dijo el viejo con la mirada perdida en la luz que ingresaba por la ventana que daba al jardín— ellos deben charlar bastante… sí… bastante… largo y tendido…
—¿Qué supone usted?
—Mi suposición...
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